Esta será
una reflexión sobre la educación. La panacea que resuelve la ignorancia y
contribuye al desarrollo de un país. El remedio que fue el primer sector
que tuvo que adaptarse a la cuarentena y afrontó la crisis o al menos lo
intentó.
El
escenario inicial: un lunes festivo, en medio del caos pandémico y con la cabeza
todavía relajada de los profes y alumnos que aprovecharon el puente para
descansar se hizo oficial que "las vacaciones" de Semana Santa
comenzaban el viernes 20 de abril. Básicamente, a todo el sistema escolar nos
daban un margen de cuatro días (del martes 17 al viernes 20) para
resolver cómo se haría la migración de las clases presenciales a la educación
en línea.
La reacción: Centros
escolares, maestros, tutores, directores y administrativos quedamos pasamados.
Es cierto,
tenemos años hablando de las grandes posibilidades y las maravillosas
ventajas que tienen las TIC para la educación. Somos los profes que utilizamos
el correo y otras plataformas para recibir trabajo.s Nuestros niños y jóvenes
son la generación que nacieron "con el chip integrado". Somos la
cantidad de tiempo y datos que subimos en el Facebook y el Whatsapp. Yo misma
tengo años investigando tecnologías y escribiendo sobre ellas. Pero cuando la
realidad superó la ficción y la teoría se convirtió en práctica, nadie
estábamos totalmente preparados. Las oportunidades que nos brinda el aula
virtual y la variedad de herramientas disponibles en la red son equivalentes a
la cantidad de obstáculos y retos que nos presenta.
Como este
tema es muy extenso lo escribiré como una pequeña serie. Tratando de abordar
distintas aristas sobre las que he reflexionado como profesora y como
estudiante. El objetivo es pensar sobre esto y cuestionar lo que sucede.
Los
obstáculos de la infraestructura desde el principio de diferenciación
Algo que no
es novedoso, que ya sabíamos y no es ni sorpresivo (bueno al menos para quienes
tienen un poco de conciencia sobre la desigualdad) es la falta de
infraestructura tecnológica. Es tan evidente que incluso, todos los esfuerzos
de la política pública apuesta por LA infraestructura.
¿Pero
cuáles son los problemas que vimos más allá de que los chicos no tenían
computadoras o acceso a internet?
Pues que
existe no sólo hay falta de acceso sino que además tienen un uso
diferenciado y persiste la desigualdad.
En un texto
que leí hace unos años, se plantea que cuando un servicio se universaliza
(como es el caso de internet), al mismo tiempo que se buscan estrategias para
garantizar esta universalización, se crean nuevas formas de desigualdades que
resultan en otras formas culturales de exclusión e inequidad social.
Sin entrar
en la mera teoría, estos autores señalan que existe un principio que explica
esta desigualdad: el principio de diferenciación.
Son cinco
las limitantes que existen para comprender las diferencias.
1) Las
diferencias en el poder adquisitivo. Hay estudiantes que por ejemplo, no tienen
equipos propios y (si tienen suerte) pueden ir al ciber a conectarse para
tratar de seguir las clases. Pero incluso entre quienes sí tienen acceso hay
diferencias marcadas. Esto quieres decir que las prácticas se ven
limitadas entre quienes tienen acceso a versiones más nuevas de sus equipos,
quienes tienen una computadora para hacer la tarea frente a quienes
escriben desde un celular. El poder adquisitivo se relaciona con el ancho de
banda al que se conectan los usuarios, con el tipo de software y programas
desde los que se producen sus prácticas digitales.
2) Las
diferencias de autonomía y control que las personas tienen sobre el uso de
la tecnología. Aquí nos adentramos en una capa más profunda de la desigualdad,
supongamos que hay todas la ventajas de adquisición, pero las aplicaciones que
estamos utilizando, ¿realmente nos dan autonomía y control sobre las
decisiones que tomamos? ¿O nos estamos convirtiendo en una mina de oro con los
datos que "sin saberlo" estamos dejando en internet? Aquí, por
ejemplo el caso de Zoom (del que espero hablar en otro post) nos ata las manos
mientras nos ofrece un servicio casi sin fallas.
3) Las
diferencias entre las habilidades, recursos y conocimientos. El desarrollo de
las habilidades depende, en gran medida, de la necesidad y los objetivos que se
tiene para acceder a los recursos disponibles en la red. Pero también,
aceptémoslo el contexto no es el ideal, nos mudamos a la educación en línea sin
preparación previa, ni de maestros ni de alumnos. Las limitantes son amplias
porque sobre la marcha estamos aprendiendo (en el mejor de los casos) o
simplemente buscamos nuevas mediaciones para sostener prácticas inviables para
enseñar y aprender. ¿Qué habilidades tengo, qué conocimientos me faltan?
4) La
diferencia de la disponibilidad de apoyo social. Mientras subimos materiales y
armamos conferencias, nos hemos preguntado ¿Qué apoyo tienen los estudiantes
para tomar las clases en este esquema? Por ejemplo, ¿qué les estarán diciendo
los padres a sus hijos? ¿En qué contexto los hijos estas siendo
observados por sus padres como verdaderos estudiantes?¿Los estarán motivando o
estarán interpretando esas horas frente al computador como horas
perdidas?
Pero
también ¿Con qué apoyo técnico cuentan estos chicos para resolver cualquier
problema? Se les pide que descarguen una app... ¿y si no sabe, quién les ayuda?
¿y si se desconfigura algo pueden hacer?
5)
Finalmente, la diferencia que se refleja en los propósitos de uso de la
tecnología. Esta diferencia va para ambos lados ¿para qué estamos usando la
tecnología los profes, como un puente de aprendizaje, como meras
herramientas técnicas? Y los estudiantes, ¿realmente quieren aprender así?
¿Realmente esta motivados con sus clases?
Estas son
las primeras reflexiones que dejo para pensar. No hay respuestas correctas a
las interrogantes que planteo, pero creo que son pistas para ir tratando de
comprender los cambios que nos ha presentado de manera inmediata esta pandemia.
Porque si ya estamos en este barco, convendría pensar hacia dónde queremos
navegar.
Fuente:
DiMaggio,
P., Hargittai, E., Celeste, C., y Shafer, S. (2004). From unequal access to
differentiated use: A literature review and agenda for research on digital
inequality. Social inequality, 355-400.
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