viernes, 3 de abril de 2020

Serie: De gises, pintarrones y aulas virtuales... Parte 1.


Esta será una reflexión sobre la educación. La panacea que resuelve la ignorancia y contribuye al desarrollo de un país.  El remedio que fue el primer sector que tuvo que adaptarse a la cuarentena y afrontó la crisis o al menos lo intentó.

El escenario inicial: un lunes festivo, en medio del caos pandémico y con la cabeza todavía relajada de los profes y alumnos que aprovecharon el puente para descansar se hizo oficial que "las vacaciones" de Semana Santa comenzaban el viernes 20 de abril. Básicamente, a todo el sistema escolar nos daban un margen de cuatro días  (del martes 17 al viernes 20) para resolver cómo se haría la migración de las clases presenciales a la educación en línea. 

La reacción: Centros escolares, maestros, tutores, directores y administrativos quedamos pasamados.

Es cierto, tenemos años hablando de las grandes posibilidades y  las maravillosas ventajas que tienen las TIC para la educación. Somos los profes que utilizamos el correo y otras plataformas para recibir trabajo.s Nuestros niños y jóvenes son la generación que nacieron "con el chip integrado". Somos la cantidad de tiempo y datos que subimos en el Facebook y el Whatsapp. Yo misma tengo años investigando tecnologías y escribiendo sobre ellas. Pero cuando la realidad superó la ficción y la teoría se convirtió en práctica, nadie estábamos totalmente preparados. Las oportunidades que nos brinda el aula virtual y la variedad de herramientas disponibles en la red son equivalentes a la cantidad de obstáculos y retos que nos presenta.

Como este tema es muy extenso lo escribiré como una pequeña serie. Tratando de abordar distintas aristas sobre las que he reflexionado como profesora y como estudiante. El objetivo es pensar sobre esto y cuestionar lo que sucede.

Los obstáculos de la infraestructura desde el principio de diferenciación

Algo que no es novedoso, que ya sabíamos y no es ni sorpresivo (bueno al menos para quienes tienen un poco de conciencia sobre la desigualdad) es la falta de infraestructura tecnológica. Es tan evidente que incluso, todos los esfuerzos de la política pública apuesta por LA infraestructura. 
¿Pero cuáles son los problemas que vimos más allá de que los chicos no tenían computadoras o acceso a internet? 

Pues que existe no sólo hay falta de acceso  sino que además tienen un uso diferenciado y persiste la desigualdad.

En un texto que leí hace unos años, se plantea que cuando un servicio se universaliza (como es el caso de internet), al mismo tiempo que se buscan estrategias para garantizar esta universalización, se crean nuevas formas de desigualdades que resultan en otras formas culturales de exclusión e inequidad social.

Sin entrar en la mera teoría, estos autores señalan que existe un principio que explica esta desigualdad: el principio de diferenciación.

Son cinco las limitantes que existen para comprender las diferencias. 

1) Las diferencias en el poder adquisitivo. Hay estudiantes que por ejemplo, no tienen equipos propios y (si tienen suerte) pueden ir al ciber a conectarse para tratar de seguir las clases. Pero incluso entre quienes sí tienen acceso hay diferencias marcadas. Esto quieres decir que las prácticas se ven limitadas entre quienes tienen acceso a versiones más nuevas de sus equipos, quienes tienen una computadora para hacer la tarea frente a quienes escriben desde un celular. El poder adquisitivo se relaciona con el ancho de banda al que se conectan los usuarios, con el tipo de software y programas desde los que se producen sus prácticas digitales.

2) Las diferencias de autonomía y control que las personas tienen sobre el uso de la tecnología. Aquí nos adentramos en una capa más profunda de la desigualdad, supongamos que hay todas la ventajas de adquisición, pero las aplicaciones que estamos utilizando,  ¿realmente nos dan autonomía y control sobre las decisiones que tomamos? ¿O nos estamos convirtiendo en una mina de oro con los datos que "sin saberlo" estamos dejando en internet? Aquí, por ejemplo el caso de Zoom (del que espero hablar en otro post) nos ata las manos mientras nos ofrece un servicio casi sin fallas.

3) Las diferencias entre las habilidades, recursos y conocimientos. El desarrollo de las habilidades depende, en gran medida, de la necesidad y los objetivos que se tiene para acceder a los recursos disponibles en la red. Pero también, aceptémoslo el contexto no es el ideal, nos mudamos a la educación en línea sin preparación previa, ni de maestros ni de alumnos. Las limitantes son amplias porque sobre la marcha estamos aprendiendo (en el mejor de los casos) o simplemente buscamos nuevas mediaciones para sostener prácticas inviables para enseñar y aprender. ¿Qué habilidades tengo, qué conocimientos me faltan?

4) La diferencia de la disponibilidad de apoyo social. Mientras subimos materiales y armamos conferencias, nos hemos preguntado ¿Qué apoyo tienen los estudiantes para tomar las clases en este esquema? Por ejemplo, ¿qué les estarán diciendo los padres a sus hijos?  ¿En qué contexto los hijos estas siendo observados por sus padres como verdaderos estudiantes?¿Los estarán motivando o estarán interpretando esas horas frente al computador como horas perdidas? 
Pero también ¿Con qué apoyo técnico cuentan estos chicos para resolver cualquier problema? Se les pide que descarguen una app... ¿y si no sabe, quién les ayuda? ¿y si se desconfigura algo pueden hacer?

5) Finalmente, la diferencia que se refleja en los propósitos de uso de la tecnología. Esta diferencia va para ambos lados ¿para qué estamos usando la tecnología los profes, como un puente de aprendizaje,  como meras herramientas técnicas? Y los estudiantes, ¿realmente quieren aprender así? ¿Realmente esta motivados con sus clases?

Estas son las primeras reflexiones que dejo para pensar. No hay respuestas correctas a las interrogantes que planteo, pero creo que son pistas para ir tratando de comprender los cambios que nos ha presentado de manera inmediata esta pandemia. Porque si ya estamos en este barco, convendría pensar hacia dónde queremos navegar. 

Fuente:

DiMaggio, P., Hargittai, E., Celeste, C., y Shafer, S. (2004). From unequal access to differentiated use: A literature review and agenda for research on digital inequality. Social inequality, 355-400.

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