martes, 14 de noviembre de 2017

En otro momento.

Otra pausa. Otro momento. Uno totalmente diferente a la última vez que escribí. Ayer presenté dos documentales que hace rato edité para el equipo de Vital Producciones, el primero sobre la gente que vive en Cerro Grande; el segundo sobre el taller que dieron el año pasado en Paticajo con chicos de bachillerato para generar un producto audiovisual. La noche fue muy placentera, me tocó ser la portavoz del equipo y me sentí muy contenta de escuchar los comentarios positivos de algunos de los asistentes.

Hoy tuve clase compartida con los doctorantes de la Ucol en la mañana, ya tengo un par de martes dedicando mis mañanas a discutir sobre la identidad. Sobre eso, espero hablar en alguno otro de los post que hago por aquí de vez en cuando. Pero hoy no.

Em este post, quiero hablar de este otro momento en el que estoy. Vivo, al día de hoy, molesta, enojada, frustrada por lo que me esta tocando vivir, no sé que es lo que cambió, pero en el programa escolar cada vez hay cosas que me gustan menos, que me enfadan más, que me son obstáculos a mi trabajo de investigación. Y estoy en uno de esos momentos en lo que sinceramente quisiera tirar todo y ponerme a hacer cualquier otra cosa, menos tratar con la burocracia y resolver conflictos que sólo me cansan. Así, tengo ya unos 15 días. Desesperada. Incomprendida. Cansada. Hastiada. Mis compañeros me dicen que pasará, que aguante, que resista, que no me dejes. Escucho la voz de Ana Zermeño diciendo que soy  resiliente y que saldré a flote.

Hablaba de la clase de hoy, porque mis compañeros de la Ucol,me preguntaron qué estaba estudiando. Me puse a explicarles que estudio a las élites tecnológicas y como significan el desarrollo desde su prácticas de conocimiento libre, les conté que me interesa saber cómo estos chicos y chicas aportan al mundo, para hacerlo un mejor lugar. Me preguntaron si yo sabía sobre programas y lenguajes informáticos y cuando les dije que no se rieron un poco. "No estudio lo que sé, sino lo que me gustaría saber", les dije. Y de repente, me emocioné hablando de mi tema de mi investigación, de mis avances y descubrimientos. En ese instante sentí un alivio. Fue refrescante, como una palmadita al alma.

Hago investigación porque me gusta, porque me llena. No hago investigación para convencer a otros, tampoco lo hago porque me gusta vivir atormentada. Hago investigación porque creo que es la forma en que puedo darle al mundo algo. Le daré lo que sé y lo que quiero saber. Le daré la mejor versión de mi en mis palabras, en mis intentos de saber más, de aprender cada día algo nuevo. No me he dejado de sentir del todo mal, pero creo que es importante recordar, al menos de vez en cuando, por qué estoy en este lugar y no en otro diferente: porque así lo decidí y porque he luchado mucho para estar aquí.

Sólo recuérdalo Alma, eres quien has decidido ser... me digo esto, respiro, respiro hondo.... y regreso a escribir los avances.


lunes, 11 de septiembre de 2017

Hago una pausa de la revisión de los avances de tesis que tengo que entregar en unas horas para escribir un poco sobre otras cosas que en pequeños momentos distraen mi cabeza. Hago una pausa para escribir porque mi cerebro esta cansado de pensar sobre el conocimiento libre y los hackers, sobre los derechos digitales y las formas en redactar un texto que me signifique pero que a la vez, se entendible para quien lo va a leer.

Me siento en el fondo satisfecha de lo que escribo allá en el documento académico, porque a pesar de haber dejado Aguascalientes y volver a Colima con la intensión de escribir desde mi terruño este documento, en el fondo tenía miedo de regresar a ser quien dejó Colima por el sueño de estudiar un doctorado. Los miedos eran de varios sabores y unos más intensos que otros.

Tengo claro que irse y volver nunca es fácil, que nunca se es la misma persona que se fue, pero también reconozco que los cambios no son fáciles. En Aguascalientes aprendí a amar mis tiempos en silencio, mi soledad, mi tiempo. Apropié espacios que no eran míos y construí una rutina para hacer a mi manera las cosas que tenía que hacer.

Regresar no ha sido fácil, las amistades son distintas, la casa ya es un espacio compartido, la familia ya no vive lejos y exige atención. El tiempo no es sólo mio, pero a pesar de todo, he encontrado espacios y estrategias para hacer esto que decidí. Poco a poco he podido apropiar mi espacios, mis silencios y mi soledad para meterlos en mi casa. Sé que es un poco egoísta privilegiar mis necesidades sobre la de otros, pero creo que en los sueños la solidaridad de los otros termina por aparecer o ellos se rinden y se van.

La renuncia a muchas cosas, a la vieja vida por decirlo, no me ha costado, me siento contenta, me siento libre y creo que las cosas van marchando bien. Quizá son impresiones solamente, pero quise tomar un momento para escribir sobre ellas.

jueves, 1 de junio de 2017

Hacia el final del primer año...

Se terminó el primero año de Doctorado lectivo ya hace una semana. Aun me cuesta creer que ya hace casi un año que empecé este recorrido por los estudios socioculturales.
En el camino me he descubierto mucho más paciente conmigo misma. Me he aprendido a colocar entre mis pesadez y mis pensamientos para escuchar y plantear las ideas de lo que necesito escribir.
Me gusta ese cambio en mi, no sé si es madurez o el propio proceso de entender cómo se tiene que ir generando nuevo conocimiento.

Mi tutora dice: "antes de escribir, piensa que vas a decir y cómo". Antes creía que esa parte no era necesaria, pero me doy cuenta que lo es y quizá más importante que escribir, pues tener claridad ayuda a que las ideas fluyan de mejor manera.

Mi seminario es en una semana. Estoy nerviosa. A pesar de que el resultado de avances que entregué me parece bueno, este será el primer seminario con el comité tutorial completo, así que no es en vano este nervio que tengo atravesado. Sin embargo, estoy consciente que todo lo que me digan ese día será para mejorar mi trabajo.

Me quedan pocos días en Aguascalientes, quisiera haber escrito más sobre ellos en el blog, pero sinceramente no tuve demasiado tiempo para escribir cosas que no fueran escolares. Sin embargo me llevo un buen sabor de boca porque este Estado me trató bien. Porque hacia el final de la estancia dejé de sentirme perdida cuando salía en el carro. Porque creo que también hice buenas amistades y me llevo momentos muy buenos para recordar no sólo en el ámbito profesional, sino también en el personal.

Me terminé por acostumbrar a la soledad y el silencio para trabajar (de hecho ahora lo que me preocupa es no perder ni mi espacio, ni mi ritmo al volver a Colima). Aprendi mucho sobre la gente en Aguascalientes, disfruté cada clase y aunque padecí a veces el desvelo y el cansancio, me quedo en general más contenta que desanimada.

Sé que este fue el camino correcto. Ya casi se cumplen 365 días andando por él...
Siguen nuevas cosas, nuevos retos y mucho trabajo por delante.

domingo, 9 de abril de 2017

Derechos digitales

Para un trabajo sobre metodología hice una exploración etnográfica virtual sobre lo qué se dice en México de los derechos digitales. Hice un seguimiento, clasificación y un corto análisis de lo que encontré con el #derechosdigitales de mayo 2016 a Marzo 2017. 
Mi selección fue en tres redes sociales: Facebook, Twitter y Youtube. 
Dejo aquí parte de mi apartado de conclusiones, porque me parece importante no perderlo de vista. 

A través de este ejercicio etnográfico, es posible dar cuenta de algunas premisas sobre el tratamiento del tema de los derechos digitales en los entornos virtuales.
            Los derechos digitales en el contexto actual son necesarios para entender la forma en que las acciones que se realizan en Internet afectan de diversas maneras a los usuarios y atentan contra principios y libertades fundamentales.
            El origen y destino de los datos en la red no sólo tienen implicaciones técnicas, sino que se pueden ver involucrados en procesos que trastocan lo privado y como advierte Pérez (2016) “la privacidad de los usuarios constituye una variable fundamental en tales procesos, en virtud de los riesgos que implican tanto por posibles ataques informáticos que puedan ocasionar un perjuicio patrimonial, como en función de la representación de los sujetos en los espacios virtuales” (p. 33).
            Por otro lado, la diversidad de la conceptualización de los derechos digitales, se complejiza con la aparición de nuevas plataformas y sus políticas de uso; pero también por las políticas públicas aplicadas en diferentes contextos. Como lo explicita la parte sobre el TPP, existen acuerdos de carácter internacional que permiten el uso transfronterizo de datos y que trasladan las legislaciones locales a un segundo plano que alejan al sujeto de la toma de decisiones de manera directa.
            Pero también se analizan estos discursos que van directamente a las acciones que irrumpen la libertad de manera más evidente (o violenta) como lo es el ciberacoso, el chantaje o el discurso de odio, de manera que atacan a otros derechos en nuevos entornos y cuya principal intención práctica es la propagación de recursos que además de visibilizar propongan soluciones más estratégicas y desde el propio sujeto.
            Se encuentra dentro de los discursos voces disidentes y de oposición que refuerzan la idea de visibilizar los derechos digitales como una necesidad para abonar al entendimiento sobre la importancia y el impacto que tienen los DD en las personas usuarias y sus acciones comunes.
            Aunado a esto, es posible establecer una relación entre los usuarios con  competencias digitales y la sociedad del conocimiento, debido a que como se menciona, los derechos digitales hacen alusión a derechos fundamentales, que se ven constreñidos en los entornos digitales y que siendo un tema con principios jurídicos, ponen en evidencia la transversalidad de los asuntos sociales, culturales, económicos y políticos.        
            De manera que el planteamiento apunta a propuesta eficiente, eficaz y que se apegue a los derechos humanos pero que a la vez tome en cuenta los espacios desde donde se producen y reproducen las prácticas que atacan estos derechos.
            Por otro lado, aunque no se tiene como objetivo hacer una distinción sobre los usuarios que se encuentran excluidos/ marginados de los artefactos y las lógicas tecnológicas frente a los que se encuentran integrados a estas estructuras de poder tecnológicas, esta etnografía arroja como resultado que quienes generan prácticas online sobre derechos digitales, son principalmente organizaciones no gubernamentales que denotan una preocupación o incluso tienen cierta incidencia (y postura) sobre el tema.
            Lo que permite inferir un discurso no pronunciado pero si evidente sobre el papel de los difusores de  los derechos digitales que fungen como agentes a partir de tener, por un lado cierto grado de conocimiento que denota a un sector de usuarios privilegiados y, por el otro, interés particular en que otros usuarios estén informados.
            En este sentido, es importante entender que a través las prácticas digitales se puede cuestionar y contribuir no sólo a una dinámica proactiva sino que la agencia puede abonar al desarrollo; de manera que sea posible proponer nuevas modalidades de entendimiento coyuntural entre la tecnología  y desarrollo.
            Tufte y Enhgel (2009) advierten que para el cambio social, es necesaria una mirada crítica en relación con la agencia, no sólo frente al acceso o al uso de los medios, sino que también a las nuevas desigualdades y formas de exclusión o desconexiones sociales.

            Esta exploración sirve entonces, como un base para identificar en  el discurso y la praxis elementos desde los cuáles se configuran las lógicas de acción situadas desde la perspectiva de TIC para el desarrollo y señalan cómo los derechos digitales y su difusión son parte de los imaginarios sobre el desarrollo que se genera alrededor de estas formas sociales de agencia.

viernes, 3 de febrero de 2017

Narrando el mundo Juaker ....

Me invitaron en el grupo de Hackers (bueno fue una invitación abierta) a programar música para la radio colectiva que tienen. Decidí participar porque me parece importante no ser sólo observadora, sino además tratar de dialogar en la media de que: a) entiendan de que hablan y b) tenga yo algo que aportar al grupo sobre el tema. 

En este sentido decidí participar programando un par de horas rock en español. La anécdota inicia con la propuesta desde el grupo de telegram, luego con la PAD de instrucciones, luego el manual para generar una llave ssh (aun no entiendo muy bien qué es) y finalmente con el día en que decido que sí quiero participar y necesito mi usuario y contraseña. 

Las primeras indicaciones son abrir la terminal y empezar desde ahí a escribir códigos (menos mal la terminal ya no me da tanto miedo). El caso es que no logro poder hacer esa programación. Y con sentido comunitario todos y todas me apoyan con cómo hacerle. Finalmente pido pausa, recapitulo y regreso. 

En un momento alguno de los chicos tuvo a bien explicarme que lo que iban a hacer era "entrar a mi computadora" para ver la clave de mi llave ssh, triangularla con dos usuarios diferentes, compararla y por fin entonces generarme un usuario y una contraseña que me iban a dar precisamente por la terminal. 

La experiencia fue (inocentemente) fascinante. No me queda muy claro si lo que describo fue exactamente lo que sucedió desde dentro de la computadora... y en la lógica de los hackers, pero destaco algo que en mi lógica saltó: la importancia que tiene para ellos la privacidad de los datos. La seguridad de las contraseñas, la importancia de generar procesos que les aseguren que mis contraseñas (así como este post) no andan navegando por internet libremente. 

Me pregunto ¿por qué esa importancia a la seguridad? ¿Es a modo de resistencia? ¿Es por necesidad dado sus propias actividades? ¿Es parte de ser/estar en la lógica del hacker? Habrá que preguntarles algún día.

El dato por sí mismo como discurso, pero también como lógica y materialidad de sus prácticas. Existe una conciencia como usuarios de los datos que no existe en mí misma (ni en miles de usuarios supongo) y me parece interesante ir entendiendo cómo dialogan esos datos y sus lógicas en sus prácticas digitales. 

Quizá cuando lo lean no les haga sentido la reflexión que hago yo aquí de este hecho, supongo que mi lógica opera desde otros intereses, pero quería compartirla, porque finalmente creo que se trata de diálogos. 

jueves, 2 de febrero de 2017

El Karma de los trámites

Me queda claro que soy una persona afortunada en muchísimos sentidos. Tengo más de lo que necesito y siento que aunque no es casualidad donde estoy hoy, parte de ese existir es buena suerte y el cúmulo de algunas buenas decisiones.

Sin embargo tengo claro también que tengo una extremada mala (no mala pésima) suerte cuando tengo que hacer un trámite. El que sea, ante la institución que sea y de la índole que sea, siempre (NETA SIEMPRE) algo sale mal.

Yo pienso que mi mala suerte en los trámites es proporcional a la buena suerte en los viajes, los conciertos o la vida social, pero definitivamente algo sucede que no puedo hacer un trámite sin tener que renegar.

Esta semana toco hacer el trámite de titulo de maestría (ni mencionar por qué lo hago 3 años después) pero el resumen es básicamente que el día  de ayer que fui a Guadalajara a hacerlo, por alguna extraña razón no laboraban los administrativos. Y hoy que volví un papel estaba mal, un papel por el que pregunté mil veces y me dieron una instrucción que luego resultó no ser la correcta.

Hoy de plano me desplomé y me puse a llorar como una niña. No podía creer que otra vez, algo no estuviera bien. Creo que las lágrimas terminaron por ser mis aliadas y en la Universidad me ayudaron a que pasara el trámite.

¡Vaya cosas, llegar al punto del llanto para que avance!. En fin, dado todo el suceso terminé agotada. Quería escribir hoy sólo como una queja más al mundo, pensando que quizá al escribirlo saldrá el malestar de mi cuerpo y este momento será otra de las anécdotas que guardar para la posteridad de la larga lista de "otro trámite que tiene problemas".


Hace unos días Jasson me dio un anillo de esmeralda, un anillo que intencionalmente me coloco en el tercer dedo de la mano izquierda, justo donde va el anillo de compromiso, porque para mi eso significa ese gesto: un compromiso.

No me mal entiendan no es un compromiso que "huele a boda", ni que indica que "hasta que se animó". Jasson me dio ese anillo y me dijo que era una forma de demostrar que sigue comprometido, que sigue conmigo después de 10 años y que por lo menos en este presente, quiere seguir siendo mi compañero y que yo sea su compañera.

Obviamente subirlo a las redes significaría un cúmulo de interpretaciones de todo tipo (incluidas las que ya quieren usar hasta vestido de madrina en mi boda). Sabíamos que pasaría eso, incluso ayer lo discutimos y juntos decidimos cuál sería la postura. No porque debamos una justificación a nadie, sino porque simplemente a veces es bonito celebrar el amor con un detalle, por mínimo o extravagante que este pueda ser.

Agradezco el día de hoy por los años vivido. Bien sé que el matrimonio es un asunto my delicado para Jasson, pero sé también que este detalle como bien lo dijo él, es un sinónimo de la voluntad que tiene de seguir en este relación. Nunca hablo de nuestra relación en el blog, aunque en otras redes me gusta poner fotos, pero no lo hago porque precisamente me gusta que sea nuestra, que haya complicidad y secreto en lo que nos decimos el uno al otro. Porque disfruto una relación digna y amorosa que a pesar del tiempo, los altibajos y las imperfecciones sigue de pie para trazar caminos juntos.

No me quiero poner cursi, pero si quiero guardar este sentimiento en palabras porque cuando el tiempo pase quiero recordar cómo me sentí en este momento.

miércoles, 11 de enero de 2017

2017

Hace más de diez días que inició el año. Como costumbre, enero parece estar lleno de esperanzas de cambios y de propósitos que hay que cumplir. La temporada se anuncia como fechas en las que es necesario resolver viejos dilemas y empezar nuevos ciclos.

Este enero es diferente, se respira sin duda mucho enojo, mucha frustración, miedo a lo que viene y cambios económicos y políticos fuertes. En la economía, el alza de precios que tiene a un México entre la parálisis y el movimiento de rechazo. Enojo hacia un gobierno, que hace todo menos gobernar, que se mofa en nuestras caras con acciones que van desde nombramientos de personas que "vienen a aprender" de qué va su cargo hasta desbordantes precios en canasta básica que no se equiparan con los aumentos de sueldos reales.

En la política, el panorama esta por los mismos horizontes. Trump, un político que es más bien empresario, con discursos de odio que recuerdan a Hitler y con amenazas al por mayor, que demuestran cómo un país con poder suele tener idiotas a la cabeza.

Este enero, no inicia como otros. Hay un malestar general, en muchos sentidos.

Desde mi punto de vista, este año no vale la pena hacer propósitos, creo que poco a poco iré trazando caminos que puedan ser seguidos. No hay propósito sino más bien, pretendo continuar con lo que me toca. Hacer mi trabajo, echarle ganas, tratar de no tener miedos, de vivir mejor, de ver más, de viajar todo lo que el bolsillo lo permita, de comer consciente de lo que mi cuerpo pide, de sonreír  más y tratar de ser agradable con mi ambiente.  De dar amor, de mirar sin juzgar y dejar que fluya lo que parece estar paralizado.

No hay reglas, no hay obligaciones... Este 2017 que llegue. No hay expectativas más allá de ser, estar y vivir.