sábado, 1 de agosto de 2020

Mis oportunidades de mejora para la virtualidad del aprendizaje



                                                                                  Por:Alma Celia Galindo Núñez

Llegué a ser profesora por cuestiones del destino, nunca creí que esta profesión me gustaría tanto. Cuando estudié comunicación, una de las cosas que más llamaba mi atención de esa carrera es que era una ciencia (o disciplina dirán ciertos teóricos), que permitía ser muy creativa y muy práctica. Al menos eso pensaba hasta que entré a estudiar. En el camino me di cuenta que la creatividad y práctica van acompañadas de mucha planeación, de horas sentada escribiendo y dando orden a las ideas, de mucho análisis y de mucha lectura. Con el paso de los semestres me di cuenta que la práctica sólo se obtiene haciendo las cosas, practicando, cometiendo errores. Uno de mis retos entonces fue "domar a la tecnología", al principio peleaba con mi computador y prefería no utilizar las herramientas que nos daban en clases; pero un día comprendí que necesitaba saber editar audio, video; que quería escribir más rápido y entregar con más calidad mis trabajos. Entonces, me convertí en aprendiz, tan clavada quedé que todas mis tesis (la de licenciatura y las de mis dos posgrados) han analizado las relaciones entre tecnología, educación, comunicación y cultura. 

Cuando empecé a dar clases me di cuenta que podía ser una maestra práctica y creativa, pero que al igual que en la comunicación, esa práctica sería el reflejo de mi propia paciencia, de mi orden, de mis planeación y de estar preparada para lo más inesperado. En Marzo de este año, cuando llegó la pandemia y nos vimos forzadas a empezar la modalidad virtual, no me dio miedo, no me sentí perdida; lo que sentí fue un reto enorme de sentarme a planear y de dar vida a los contenidos que fueron creados para compartirse en el aula. 

A la par de acomodar mis actividades al classroom, de planear las nuevas formas de evaluar y de atender a mis dos grupos, me puse a buscar información sobre tecnología educativa, sobre nuevos modos y los desafías que tenemos por delante. Una de las cosas que noté es que hay personas que creen que la educación a  distancia tiene menos valor y menos calidad.

La oportunidad más grande que veo en mi trabajo como docente es lograr una integración de los contenidos adecuados para que los estudiantes y la comunidad educativa comprendan que la educación a distancia no tiene menos calidad, ni que se trata de esquemas con menos trabajo. Veo como oportunidad seguir aprendiendo para que el uso de herramientas, el acceso a nuevas técnicas y el manejo de soporte virtuales para dar clases se conviertan en parte de una educación que será relevante e importante para cada estudiante. 

Creo que esta tarea no solo es un reto individual, toda la comunidad debe empezar a apostar no sólo por la virtualización, sino por la incorporación de modos creativos y prácticos que sean acordes a los tiempos que estamos viviendo. Nuestra oportunidad como sociedad es que "cuando todo esto termine" no seamos los mismos, no volvamos a enseñar, ni a aprender como antes; sino que el nuevo modelo se incorpore al que teníamos y creemos algo diferente, emocionante y complementario.