jueves, 25 de febrero de 2016

Tomados de Adios Nonnino


"¿Cómo es tener un abuelo así?’ y yo, 
asustado, nunca supe dar una respuesta satisfactoria. 
Debo admitir que, desde que no estás empecé a pensar en eso. 
Desde chico aprecié tu afecto, tu generosidad pero, sobre todo, tu sabiduría. 
Luego atesoré tu inteligencia, tus conocimientos 
y tu sentido del humor, que nunca faltaba. 
Quiero agradecerte todas las historias que me contaste, 
todas las palabras cruzadas que hicimos juntos, 
los libros que me regalaste, la música que 
me hiciste escuchar y los viajes que hemos hecho vos y yo solos. (...) 
Por eso, volviendo a la pregunta que siempre me han hecho, 
puedo decir que tenerte como abuelo 
me ha siempre colmado de orgullo. 
Gracias, abuelo".

Dicen en las noticias que éstas fueron las palabras de Emanuele el nieto de 15 años de Humberto Eco le dedicó en el funeral. 

Las retomo tal cual porque me hicieron un nudo en la garganta. Quizá mi abuelo no fue una persona (tan) famosa, ni un renombrado escritor, ni un teórico leído por miles. Mi abuelo no era internacional (ni siquiera hablaba inglés) pero el Señor Miguel Núñez, era un gran médico, una persona con un corazón inmenso y sin duda era el mejor abuelo que pude tener. 
Perderlo ha significado el dolor más grande que jamás había sentido. Un dolor del que quizá nunca pueda recuperarme del todo. Mi papá Nel era eso, un padre. Una figura que me enseñó el valor del amor, que me educó, que me mostró una mirada del mundo y me permitió ser feliz en cada etapa. Era un compañero de aventuras, un señor que en sus brazos llevaba sólo bondad, que en sus sonrisas era sólo honestidad y en sus palabras era sabiduría acumulada por los años. 
Recuerdo casi cada una de las historias que contaba. Con las palabras, los gestos y hasta las carcajadas que adornaba sus anécdotas. Es muy curioso, porque mi abuela era siempre la que contaba "los cuentitos" y cuando ella partió, mi abuelo comenzó a contarlos de la misma manera. 
A veces no creo que ya no estén en este plano. Pienso que estoy soñando o que quizá me equivoqué y ellos siguen en su casa, esperando vernos para darnos abrazos y contarnos sobre la vida. 
¿Qué se siente saberme nieta tuya Nel? Se siente bonito, se siente pleno, se siente maravilloso. También siento orgullo como Emanuele, también recuerdo los buenos tiempos y la vida compartida, y a pesar de ser tan desconocidos, sé que lloramos con las mismas lágrima, el dolor y la impotencia de no poder tener amores tan puros como el de los abuelos. 
Seguiré escribiéndote abuelo, porqué sé que te gustaba leerme y te gustaba escucharme... 
Por ahora, serán palabras atropelladas y llenas de lágrimas al escribir, pero prometo pronto ponerles sentido y contar las historias que tu contabas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario